Desde hace mucho tiempo, la Santa Sede dispone de medios suficientes para hacer llegar su voz al mundo. Un diario, una radio, una televisión y una web, todas oficiales (aunque sus contenidos no sean parte del Magisterio), forman, pero sobre todo informan de lo que acontece en el Vaticano y lo que desde la Santa Sede se considera oportuno que se conozca, o se recuerde o se debata.

¿Están realizando bien su papel dichos medios? Dejando a parte la radio y televisión (uno por centrarse en retransmitir y el otro por su carácter minoritario) digamos que claramente NO. La web, aunque mejora año tras año, sigue precisando de mucho trabajo, volcando documentación y añadiendo agilidad. Si el mismo Papa recomienda a los sacerdotes "Deben anunciar el Evangelio valiéndose no sólo de los medios tradicionales, sino de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales, ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles", la web oficial debiera dar un mejor ejemplo.

Pero todavía hoy es L´Osservatore Romano, el diario oficial, la principal fuente de información y el mayor problema. El último escándalo ha sido el tema del preservativo, pero antes ha habido otros que han seguido un mismo patrón. Una noticia o un extracto o una columna, mal presentada o poniendo el acento en lo accesorio, ha llevado a los medios (sobre todo hostiles) a arrimar el ascua a su sardina y pretender que desde la Santa Sede se dice algo diferente a lo que se pretendía decir. Posteriormente, sale el portavoz Federico Lombardi (al cargo también de los medios de comunicación vaticanos) a matizarlo publicado y reorientar un debate, pero ya es tarde. Las noticias duran dos días en los diarios y nunca una matización mereció una portada. Ni Homer Simpson puede ser presentado como ejemplo de padre católico, ni se debe extractar las palabras del Papa (sobre el preservativo) y ponerlas en portada intuyendo la que se vendría encima. No tiene sentido porque lo que dice el Papa ni es nuevo (no es por ello noticia) ni es un recordatorio de aplicación para el común de los fieles.

La labor queda en manos de nosotros, los laicos (sobre todo) y religiosos o sacerdotes que colaboramos en los medios de Internet (sobre todo) para presentar las cosas como son, con intención de ser veraces, formar rectamente y despejar las dudas que los medios tradicionales generan a veces con la inestimable colaboración de ciertas personas del entorno del Papa. Y por favor, no den crédito a quien pone la responsabilidad de estos resbalones en las manos del Papa. Escuchen mejor lo que dijo en una entrevista el vaticanista Tornielli autor del libro "Attacco a Ratzinger":

-Dice usted que hay ataques externos. ¿Cree que también hay ataques internos?

 
- ¡Por supuesto! Esto lo determina un fenómeno de que nosotros llamamos una disidencia interna de la Iglesia. Es decir, teólogos e incluso obispos que critican abiertamente algunos aspectos del magisterio de Benedicto XVI. El fin último no son los ataques inconscientes, porque son queridos por alguna maquinaria curial, que facilita algunas crisis que se hubieran podido evitar o apagar a tiempo algunos incendios que en cambio han crecido y se han convertido en un problema más grande.