Un grupo que representa a las víctimas de abusos sexuales (SNAP) va a acusar al papa Benedicto XVI y a otros tres altos cargos del Vaticano de crímenes contra la humanidad en una declaración formal presentada ante el Tribunal Penal Internacional (TPI). Además del Papa, en la petición, figuran los cardenales Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano (su antecesor) y William Levada, que está al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La Corte Penal sólo podrá ver el caso si los abusos fueron cometidos a partir del año 2002, fecha de su apertura. He aquí la primera prueba de la mala fe de los iniciadores de la iniciativa. Los casos que presentarán serán viejos (incluso antiquísimos), y no van a poder prosperar. Iniciar algo así sabiendo que no tiene recorrido es prueba de mala fe.

Acabo de leer una interesante entrevista a una de las víctimas denunciantes. Creo que su postura cuando callaba era por desconocida aceptable, una vez conocido su pensamiento, encuentro execrable la denuncia y el montaje completo. Cualquiera que haya seguido mínimamente el tema de la pederastia en el Iglesia durante los últimos 10 años es consciente de que practicamente nadie ha sido más fiero, implacable y exigente en el asunto que el cardenal Ratzinger, luego Benedicto XVI. "¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él!" diría durante un vía crucis siendo aún cardenal. Que las víctimas vayan a por él muestra que les importa poco castigar a los culpables y mucho hacer daño a la Iglesia como institución.

¿Por qué denunció al Papa?

 Porque es el jefe de la Iglesia mundial y tiene la responsabilidad de lo que hacen todos los sacerdotes.

Y se queda tan ancho. Él ha decidido que el Papa es el responsable último. ¿En que se basa? En nada, pues el Papa es responsable de sus actos y sus decisiones, pero no puede serlo de lo que otros sacerdotes hagan.

¿Qué se espera de Benedicto XVI en concreto? 

Sus disculpas. Tendría que tomar una posición sobre este tema y admitir que se han cometido muchos horrores. Además, tendría que bloquear a los sacerdotes pedófilos que siguen estando activos. En el acta de la denuncia que hemos presentado en La Haya aparecen los nombres de alrededor de 300 sacerdotes pedófilos en Alemania, algunos de los cuales siguen desarrollando hoy sus funciones religiosas. El Papa tendría que alejarlos y revelar sus nombres. Me pondría muy contento si el Papa decidiera encontrarse conmigo en Berlín durante su visita de la próxima semana, puesto que está involucrado personalmente en mi caso, porque acogió a Hullermann en Múnich. Escribí a diferentes instituciones, como la Conferencia episcopal alemana o el Vaticano, pero no tiene ninguna intención de encontrarme, cosa que no logro entender. Iré a Berlín para participar en las protestas contra su visita.

El Papa no tiene que visitar Alemania, porque a ellos les da la gana, da lo mismo que sea un Jefe de Estado en visita oficial incluso que sea alemán, no le otorgan ese derecho. Pero, es que si visita Alemania, debería el Papa reunirse con él, el que no le invita. ¡Toma hospitalidad!

Quiere alcanzar otros objetivos mediante este recurso? 

Estamos enojados por la forma en la que han gestido la cuestión de las indemnizaciones. En Alemania estos delitos ya prescribieron. Las víctimas, sin embargo, necesitan 20 o 25 años para poder hablar de lo que les sucedió. Yo me tardé más de 25 años. Además, en promedio, nosotros las víctimas alemanas hemos recibido 5000 euros. El Padre Hullerman viven en Múnich, tiene un departamento que él no paga y tiene un ama de llaves, además sigue cobrando su sueldo de la arquidiócesis, como si no hubiera pasado nada. No es posible que él gane 5,300 euros al mes, mientras las víctimas reciben solo un único pago de 5.000 euros. Es demasiado poco.

La clave es doble. Por una parte muchos delitos han prescrito. ¿Culpa de la Igleisa? No, de la legislación. Segundo, hay muchas víctimas ya resarcidas, ¿poca cantidad? La culpa de los jueces, no de la Iglesia. Ya está bien de pretender que sea la Iglesia la que se encargue de castigar los sacerdotes (algo que ya hace bajo su autoridad) y sáquese los colores a las autoridades públicas que durante decenios ningunearon a las víctimas. La culpabilidad de la Iglesia (mucha) es a nivel interno, se han depurado algunas responsabilidades (por desgracia muy pocas) y se han puesto los medios para no repetir tan tremendos errores y males, pero es la sociedad civil, la justicia ordinaria quien debiera castigar a los abusadores. Un violador no es menos castigable por ser sacerdote, y las víctimas y sus familias siempre debieran haber acudido primero y sobre todo a los juzgados. No culpen al Papa de que no se les hiciera el debido caso.