Claude Tresmontantfue un teólogo y filosofo de enorme talla. Sentía por el modernismo una profunda aversión, aunque no tanto por sus "creadores" o "inspiradores" sobre los cuales tenía una gran opinion sobre sus cualidades e intenciones, aunque no resultados. Enla década de los ochenta del pasado siglo escribió un detallado libro sobre el tema. En el he leído un lúcido párrafo que por desgracia tiene hoy tanta vigencia como el día en que fue redactado, juzguen ustedes:
"En resumen, que lo que nos queda entre manos setenta años más tarde es como un residuo de la crisis modernista en el que se mantienen sus peores defectos sin su grandeza y sus cualidades, como la importancia de los problemas planteados, la fuerza del análisis de sus mejores pensadores, la profundidad y valor de sus concepciones. Nos han quedado las tendencias más criticables de la crisis modernista, sólo que aumentadas y deformadas como por la acción de un espejo que amplificase los defectos hasta límites burlescos y desprovistas de los tesoros del pensamiento. Nos ha quedado el irracionalismo, que alcanza hoy día un grado clínicamente histérico, un rechazo de todo pensamiento metafísico, una ignorancia integral de toda teología técnica, un rechazo a priori de toda teología erudita y , en fin, un infantilismo obstinado desde el punto de vista del pensamiento, una regresión hacia las formas más arcaicas, las de los invertebados sin esqueleto; una verdadera delicuescencia"
Cuando terminará todo esto es difícil datar. Pero está claro que sólo ocurrirá cuando en los seminarios no se enseñe sino la sana doctrina que nuestra madre la Iglesia define como verdadera y cuando sin dudas esta misma Iglesia decida poner coto a tantos que se pretenden católicos y cabe la duda de considerarlos cristianos. Se pensó que la encíclica Pascendi y la labor de San Pío X resultó definitiva con el modernismo. Pero nos equivocamos, se ocultó un tiempo, formó sus huestes y tras mimetizarse y revestirse de otros ropajes permanece, si cabe con una mayor presencia (admitamos que decreciente), entre nosotros.