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13 diciembre 2011 2 13 /12 /diciembre /2011 18:27

san_agustin

Vivimos en una cultura muy “adelantada”. Es cierto que tiene múltiples defectos, pero hay que reconocer que en muchos aspectos la sociabilidad es superior a otras épocas. Se practique o no, ahora todos asumimos con naturalidad que el respeto al “otro” es norma básica para una convivencia armoniosa. Es cierto que se puede correr el riesgo de asumir como respetuoso todo y no querer molestar a quien hace mucho mal.

No tiene lógica ver como alguien apalea a su perro y por respeto no le afee la conducta. Pero, ¿debemos apercibir a nuestros amigos y conocidos cuando cometen faltas de tipo moral o debemos “respetarlos” pues conocemos su agnosticismo o su alejamiento de la religión? La respuesta “tipo” sería que no, por respeto a las ideas del otro. Pero ¿es esa una doctrina que casa con nuestra religión? Benedicto XVI encuentra especialmente apropiado el sermón en el que San Agustín glosa el libro de Ezequiel*. Y considera el Papa que es un sermón apropiadísimo para los obispos (para él mismo cuando era arzobispo de Munich). No seré yo quien como San José María Escrivá de Balaguer hable de santa coacción** (palabra ciertamente fea pese a su adjetivo) pero debemos corregir a nuestros seres queridos para que la virtud adorne su vida y no los defectos. Que nuestra responsabilidad sea menor que la de un obispo (ellos son pastores, nosotros ovejas) tan sólo atenua nuestra exigencia, no la elimina.

 

* En este mundo andamos siempre entre las manos de los ladrones y los dientes de los lobos feroces y, a causa de estos peligros nuestros, os rogamos que oréis. Además, las ovejas son obstinadas. Cuando se extravían y las buscamos, nos dicen, para su error y perdición, que no tienen nada que ver con nosotros: «¿Para qué nos queréis? ¿Para qué nos buscáis?» Como si el hecho de que anden errantes y en peligro de perdición no fuera precisamente la causa de que vayamos tras de ellas y las busquemos. «Si ando errante –dicen–, si estoy perdida, ¿para qué me quieres? ¿Para qué me buscas?» Te quiero hacer volver precisamente porque andas extraviada; quiero encontrarte porque te has perdido.

«¡Pero si yo quiero andar así, quiero así mi perdición!» ¿De veras así quieres extraviarte, así quieres perderte? Pues tanto menos lo quiero yo. Me atrevo a decirlo, estoy dispuesto a seguir siendo inoportuno. Oigo al Apóstol que dice: Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo. ¿A quiénes insistiré a tiempo, y a quiénes a destiempo? A tiempo, a los que quieren escuchar; a destiempo, a quienes no quieren. Soy tan inoportuno que me atrevo a decir: «Tú quieres extraviarte, quieres perderte, pero yo no quiero.» Y, en definitiva, no lo quiere tampoco aquel a quien yo temo. Si yo lo quisiera, escucha lo que dice, escucha su increpación: No recogéis a las descarriadas, ni buscáis a las perdidas. ¿Voy a temerte más a ti que a él mismo? Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo.

De manera que seguiré llamando a las que andan errantes y buscando a las perdidas. Lo haré, quieras o no quieras. Y, aunque en mi búsqueda me desgarren las zarzas del bosque, no dejaré de introducirme en todos los escondrijos, no dejaré de indagar en todas las matas; mientras el Señor a quien temo me dé fuerzas, andaré de un lado a otro sin cesar. Llamaré mil veces a la errante, buscaré a la que se halla a punto de perecer. Si no quieres que sufra, no te alejes, no te expongas a la perdición. No tiene importancia lo que yo sufra por tus extravíos y tus riesgos. Lo que temo es llegar a matar a la oveja sana, si te descuido a ti. Pues oye lo que se dice a continuación: Matáis las ovejas más gordas. Si echo en olvido a la que se extravía y se expone a la perdición, la que está sana sentirá también la tentación de extraviarse y de ponerse en peligro de perecer.

 

** Camino 399. Si, por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide..., ¿no vamos a poder emplear la misma coacción -la santa coacción- para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?

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