Fernando Savater es un conocido (en España) filósofo socialista. Brillante escritor, ameno divulgador y muy presente en los medios, ha escrito un artículo (en un diario socialista de clara tendencia anticlerical) encendido tras el viaje papal a España. De personas de su cultura y fama intelectual se espera siempre encontrar incluso en la discrepancia, calidad, sabiduría y respetables puntos de vista. Una vez leído el artículo y razonablemente recuperado del estupor por el contenido, paso a comentar uno de los artículos más decepcionantes que he leído en meses.
Dos son los demonios que no dejar dormir al filósofo guipuzcoano la "derecha" (especialmente si es confesional) y el "nacionalismo" (especialmente el vasco). Su inquietud existencial le lleva a escribir un párrafo que no tiene desperdicio si se quiere conocer al Savater más íntimo:
"¿Acaso aún no han aprendido que la Iglesia es insaciable y se toma todas las concesiones sin agradecimiento por lo que se le da y con aire ofendido por lo que aún se le niega? En eso se parece mucho a los nacionalismos... a los que tanto debe y que tanto le deben."
Su fobia a la Iglesia no puede ir separada de su menosprecio por el Papa. Así, mientras que filósofos de la talla de Gustavo Bueno o Gabriel Albiac (ambos españoles alejados del catolicismo) sostienen con convicción la altura intelectual de Benedicto XVI, el filosofo guipuzcoano se retrata al compararlo con lo más zafio y vulgar del imaginario colectivo español, un "vidente" de vestiduras estrafalarias y la ex-mujer de un torero de la que no consta ni un sólo dato que nos permita admirarla:
"Se ha puesto de moda proclamar al inquisitorial Ratzinger nada menos que como una cima de sabiduría insuperable. Para diversos opinadores mediáticos que probablemente no han leído tratado metafísico más profundo que ¿Quién se ha llevado mi queso?, es el primer intelectual europeo, mundial, universal, no inferior en méritos a sabios de la altura de Rappel o Belén Esteban."
Atacada la Iglesia como institución, al Papa como cabeza visible, no puede dejar de hacer lo mismo con el Estado vaticano, horrendo lugar lleno de miserias e injusticias según el articulista y ciudad donde vivir resulta tan incómodo y se siente uno tan sojuzgado como en ¡Arabia Saudí! donde ni se puede llevar una cruz a la vista. ¿Nos tomará por idiotas? Todo puede ser.
"Por si fuera poco, el Papa merece los máximos honores porque se trata nada menos que de un jefe de Estado. ¡Y menudo Estado, a fe mía! El único de la Europa actual que abiertamente no respeta quisquillosos derechos humanos como la libertad religiosa, la igualdad de sexo para optar a cargos públicos y otras menudencias democráticas semejantes. Es un Estado tan original y único en su género, prueba de la especial protección divina que lo ampara, que se parece mucho más a las teocracias de otros lugares del mundo que a los impíos regímenes laicos que le rodean. El Vaticano es una especie de Arabia Saudí pero decorada por Miguel Ángel y Rafael, lo cual es una gran mejoría estética, aunque en cambio representa poco avance político."
Como colofón, nada mejor que un lugar común indemostrado en el que se solicita verdadera libertad para los ateos, constantemente oprimidos por los creyentes. España, país en el que el catolicismo se está convirtiendo en algo vergonzante resulta para este "buen" señor un país de aire irrespirable por católico. Miseria de artículo y articulista.
"Por eso, es necesaria y urgente una ley de libertad religiosa a la altura de nuestra realidad social y del siglo en que vivimos. Para que los creyentes puedan ejercer a título personal su religión al modo que prefieran, siempre que no conculquen las leyes civiles... y, sobre todo, para que los no creyentes o los que creemos otras cosas no tengamos forzosamente que sentirnos avasallados por la fe de nadie."